La depresión fundamentalmente es una alteración del estado de ánimo, un trastorno afectivo-cognitivo que tiñe de tono pesimista todos y cada uno de los aspectos de la vida.

La persona deprimida ve el mundo de manera diferente y, en consecuencia, se comporta también de manera distinta respecto a cuando no estaba deprimida: cambia su actitud y su comportamiento.

Para identificar una depresión es preciso identificar en primer lugar cuales son sus síntomas y signos más relevantes:

• Estado de animo deprimido, con tristeza y pesimismo.
• Anhedonia, es decir, pérdida del placer en actividades que antes producían y que ahora puden resultar indiferentes.
• Apatía o desgana para realizar actividades.
• Llanto o ganas de llorar.
• Sensación de cansancio o fatiga.
• Visión negativa y pesimista acerca del pasado, presente y futuro.
• Dificultades en el sueño.
• Alteraciones en el apetito.
• Falta de concentración.
• Alteración en la percepción del paso del tiempo.
• Inseguridad.
• Preocupación excesiva.
• Menor interés en mantener relaciones sociales.

 

¿Se puede vencer la depresión?

La superación de un cuadro depresivo es un proceso. Queremos decir con esto que no hay una “aspirina antidepresiva”, se toma y ¡ya está, se pasó!, sino que hay que dar un tiempo para que el proceso pueda desarrollarse y, por decirlo así, madurar.

Es difícil pedir tiempo a una persona cuando lo está pasando mal y es lógico que esté impaciente por recuperar su bienestar y proseguir con su vida, pero de momento no hay otra manera.

Salir de una depresión es comparable a ascender una pendiente en la montaña: cada paso representa un esfuerzo, en ocasiones querremos abandonar, hacer descansos, etc. Esto es lógico y normal, no hay que desanimarse. La cima nos espera un poco mas allá y, cuando se llega, la vista de lo que nos rodea y la satisfacción por haberlo conseguido compensa con creces el esfuerzo invertido.

 

Equipo de Cedipte-Psicología